del Municipio de Los Palacios y sus Odónimos
"Ningún árbol es fuerte sin contínuos vientos, pues con ellos se fortifican sus raíces". Séneca.
Por: Lic. Amparo Páez Rodríguez
OBJETIVOS:
Analizar las regularidades en la denominación de las calles del pueblo de Los Palacios, atendiendo a la clasificación semántica, motivación y estructura gramatical.
MÉTODOS:
* Observación
* Consultas bibliográficas
* Entrevistas estructuradas realizadas in-situ
* Cotejo de algunos planos
* Cotejo de diccionarios
INTRODUCCIÓN:
La curiosidad por saber a qué deben sus nombres los diferentes accidentes topográficos, las calles, los pueblos, etc., surge a mediados del Siglo XIX, es por ello que son escasos los estudios toponímicos realizados hasta el momento, y en nuestro municipio son casi nulos, por lo que seria interesante conocer la historia de los términos que nombran los diferentes barrios y asentamientos de la localidad, que son reflejos de las relaciones económicas, históricas y sociales de los antiguos y nuevos pobladores de cada lugar.
La propia curiosidad de los habitantes provocó que se iniciara este trabajo, con el estudio de los nombres de las calles del municipio de Los Palacios y posteriormente se extendió el análisis de los topónimos en los asentamientos poblacionales.
Aunque parezcan arbitrarios tiene conexión con la topografía, la fauna, la flora, la historia del lugar y la gente que lo han habitado. Asi vemos que denotan características físicas del territorio, “Loma de Candela”; de la vida económica, “Tenería”; del recuerdo de acontecimientos y figuras históricas, “Independencia”, “José Martí”, “Antonio Maceo”; de la presencia de aquellos topónimos que denotan actitud sicológica de las personas, “Amistad”, “Concordia”, “Tranquilidad”. También existe una fuerte influencia de voces indígenas: “Bacunagua”, “Caimital”, “Macurijes”, etc.
A partir de este trabajo realizamos un análisis preliminar de la toponimia palaceña; sólo se analizan los que denominan a las calles, barrios y puntos poblados.
Consideramos importante resaltar que la toponimia se puede vincular y ser de mucha utilidad e interés en los estudios que realizan geógrafos, historiadores, cartógrafos, para las descripciones del folklore y son aplicables en los programas de las enseñanzas.
Es significativo el señalar que los nombres de las calles de Los Palacios transitaron por diferentes etapas de nuestra historia, desde la época colonial hasta la actualidad. No sucediendo así con Paso Real de San Diego (actual Paso Quemado), que en el año 1879 era un pueblo trazado urbanisticamente. En el año 1896, resultado de la Guerra de Independencia, fue incendiado y destruido. El nuevo Paso Real, que surgió un poco más al sur, sólo contaba con una calle principal: la Calle Real y algunos callejones transversales.
Los nombres actuales de las calles de Los Palacios, al igual que Paso Real, se identifican con números cardinales. Se buscó una coincidencia para que la calle principal de Los Palacios, y Paso Real recibieran el número 23.
Sabios y escritores de paso por nuestro pueblo dejaron sus impresiones de las calles de Los Palacios, como Cirilo Villaverde al escribir en su libro “Excursión a Vuelta Abajo”... “a la orilla izquierda del Río Macurijes o Los Palacios, sobre una pequeña y chata colina, vimos las casas de este pueblo en número de treinta a cuarenta, todas grandes, la mayor parte de techos de tejas en las que sobresalían dos hermosas posadas y la iglesia que es nueva y de las más lindas de toda Vuelta Abajo. La única calle de la población es tan ancha que muy bien pueden cruzarla doce carruajes aparcados sin rozarse”.
Es evidente que ya en el año 1839 en este poblado existía una calle muy ancha que era transitada por los arrieros y carreteros en su camino a Vuelta Abajo. Esto dio origen a que se le nombrara Calle Real. Costumbre muy arraigada de nombrar “Calle Real”, a la principal arteria de un pueblo.
Esteban Pichardo lo reafirma en su libro “Geografía de la Isla de Cuba (1855), cuando plantea: “que Los Palacios contaba con cinco calles, dos de Este a Oeste y tres de Norte a Sur, denominadas: Real, del Cementerio, Cantarranas, de la Iglesia y de la Tenería”, que hoy son las calles 23, 28, 30, 32 y 21".
En el libro “Cuba Descriptiva, Departamentos, Municipios y Barrios”, escrito por Carlos García Vélez, establece: - “que Los Palacios, después del año 1896, tenía ocho calles de Norte a Sur y seis de Este a Oeste.
En la actualidad existen en Los Palacios siete barrios, estos siete barrios existían antes de el año 1959. Posee un total de 40 calles, incluyendo subcalles e interiores. Algunos barrios y calles surgieron con el desarrollo y ampliación del pueblo y otros desaparecieron como consecuencia de la urbanización del lugar. Todo este proceso ha sido acompañado de términos oficiales y no oficiales que tuvieron que ver con las etapas del desarrollo del pueblo. Podemos apreciar que los primeros nombres aparecieron en la colonia y fueron sustituidos en la década de el año 1930.
En los primeros años de la década del sesenta, a partir del nuevo proceso de urbanización, se designaron números para señalar las calles y asi se eliminaba algunos nombres extranjeros y de personas que fueron representativas de la anterior sociedad. Según encuestas realizadas podemos afirmar que los nombres oficiales actuales, es decir los números, son los más usados por la población por las siguientes razones:
* Facilitan mejor la localización
* Son más prácticos
* Son los actuales
* Son más fáciles de memorizar
Los nombres anteriores a los números cardinales son desconocidos por el 55% de los encuestados escogidos. El 32.5% los conocen y no los usan, prefieren usar los números que son los oficiales, los más recientes y prácticos y sólo el 12.5% los conocen y los usan en algunas ocasiones.
Los toponímos empleados generalmente no se designan a capricho, reflejan algún hecho de la vida, sucesos acaecidos y las relaciones de las personas que habitan en el lugar.
En la actualidad los nombres oficiales de las calles de Los Palacios son números cardinales, pero en otras épocas predominaron los sustantivos propios y apellidos de comerciantes, patriotas y de personas vinculadas con la religión, así como asentamientos de iglesias y otros. No se aprecia bien el motivo porqué las calles del Reparto Betancourt fueron identificadas con letras; desde la A hasta la D, y en el Reparto Norton con números ordinales, desde 1ra., hasta 6ta. Se conoce que los dueños de ambos lugares fueron los que hicieron esta designación. En el primero Alfredo Betancourt y en el segundo los hermanos Norton. Las calles 5 y 7 no han tenido otro nombre, surgieron hace poco y de la 9 a la 17 incluía los repartos ya mencionados.
CALLES DE LOS PALACIOS
Calle 17: En el tramo comprendido al Oeste de la Calle 20, (antigua Calle Warren), Reparto Betancourt, lleva el nombre de Calle Aliño, por un juez que vivió en el lugar. En el otro tramo, al este de la Calle 20, (antigua Calle Warren), y que se adentra en el Reparto Nueva Era, llevaba el nombre de Segundo Díaz, que junto con Higinio Alvarez fueron los compradores de ese barrio.
Calle 19: Su nombre más antiguo fue el de Santa Catalina, en recordación a las monjas del convento Santa Catalina de Sena. Esta calle moría, al oeste, en las tierras de la Finca Famaní. A principios de la república adquirió este nombre religioso por realizar su cultos la Iglesia Católica en una casa arrendada que existía en esa calle y hacía esquina, con la Calle Serafín García, (actual Calle 28), después del incendio de la iglesia en el año 1896. Su último nombre fue el de Ramón Cruz, en referencia al comprador del Reparto Nuevo.
Calle 21: Su primer nombre fue Tenería en alusión a un taller de curtir pieles que existía al final de esta calle en dirección al oeste, cerca del río. Posteriormente se llamó Antonio Núñez, coronel del Ejército Libertador que estuvo operando en la zona en la Guerra del año 1895. Su último odónimo fue el de José Martí, en homenaje a nuestro Apóstol.
Calle 23: La principal y más antigua calle del pueblo. En sus inicios se llamó Alfonso XII en alegoría al Rey de España. También se conocía como Calle Real, por ser la vía principal del pueblo y llevar el nombre del rey. Su último nombre fue el de Calle Antonio Maceo en honor al Lugarteniente General Antonio Maceo (El Titán de Bronce). Fotografía: ARCHIVO (OGEPE).
Calle 25: Su nombre más antiguo era Línea, por encontrarse al sur y paralela a la línea del ferrocarril. Su segundo nombre fue Luis Fernández, en referencia este hombre de negocios que vivió en esa calle y fue propietario de casas, fincas y tiendas.
Calle 27: Se llamó Sol. Está ubicada en el Barrio Guano. Se supone que le dieron este nombre porque se extiende este a oeste, siguiendo el movimiento aparente del astro rey.
Calle 27 (interior): Este corto tramo de calle se llamó Callejón del Suspiro. El dueño de esos terrenos era Troncoso y le puso ese apelativo.
Calle 29: Tuvo el nombre de Jovellar por ser el apellido de un oficial español que vivió en ella. Ultimamente se le denomina Calle del Área, como consecuencia de un área de festejos y recreación que existe en esa calle.
Calle 31: Se le llamaba Lens, por un rico comerciante, José Lorenzo Lens, que tenía propiedades en el municipio. Poseyendo un comercio en esa calle.
Calle 33: Anteriormente no tuvo la categoría de calle. Surgió después de la década del año 1960.
Calle 8: No existía como calle. Surgió después del triunfo de la revolución al construirse la granja “La Internacional”.
Calle 10: Su nombre anterior fue Norton, que era el apellido de los dueños del reparto del misno nombre. Los dueños de este reparto, hermanos norteamericanos, fundaron la Norton Brothers Company. A partir de 1915 se dividió en parcelas y solares y fueron surgiendo las calles.
Calle 12: Su odónimo anterior fue Alfredo Rodríguez, en referencia a un hacendado que tenía una finca en la carretera al Entronque de Los Palacios y construyó la ermita que existe en el Entronque Palaceño.
Calle 14: Anteriormente tenía el de Higinio Alvarez, que fue uno de los dueños del Reparto Nueva Era. Además, fue alcalde de Los Palacios y representó al Partido Conservador durante años.
Calle 14-A: La nombraban Ramón Rodríguez, por un barbero muy popular que vivió en esta calle y fue concejal del Ayuntamiento de Los Palacios.
Calle 14-B: Fue nombrada Marcos Gato, en alusión a este señor que residía en esa callecita y fue capataz de un envasadero de piña que existió cerca del lugar.
Calle 16: Anteriormente era conocida como Calle Franchi por el apellido de una maestra. Los Franchi-Alfaro poseían en Los Palacios varias propiedades, dentro de ellas el largo caserón donde funcionaban los célebres seis colegios. En este centro educacional, situado en la Calle Céspedes, (actual Calle 24) entre Calle José Martí. (actual Calle 21) y Calle Ramón Cruz (actual Calle 19), se impartían los grados escolares del primero al sexto y varias generaciones de palaceños fueron alumnos de este centro.
Calle 18: Por muchos años llevó el nombre oficial de Froilán Núñez, conocido por Yiyo Núñez y fue veterano, con grados de oficial, en la Guerra de Independencia del año 1895. Popularmente también se le decía Calle del Stadium o Calle del Trust, por encontrarse en esta calle, hacia el sur, el Stadium de Béisbol “Rosendo Collazo” y el Trust fue un lugar, en una amplia cuartería, donde existió una escogida de trabajo y un envasadero de piña.
Calle 20: Es la calle que antiguamente comunicaba a Los Palacios con la Carretera Central y actualmente con la autopista. Muy antaño se le conocía con el nombre de Tejas o Calzada. La carretera al Entronque de Los Palacios fue construída en el año 1919, siendo inicialmente un camino de piedras con algarrobos sembrados a ambos lados. Con la construcción de la Carretera Central, que pasaba por el Entronque de Los Palacios, fue asfaltada esta calle por la compañía norteamericana “Sociedad Económica Sugar Mill Co. De Virginia, que construyó el tramo de la carretera central que se adentra en la geografía palaceña. El presidente de esta compañía era Mr. Jerry J. Warren. De ahí se motivó que esta calle se comenzara a conocer, desde finales de la década del año 1920, con el nombre de Calle Warren. Fotografía: ARCHIVO (OGEPE). Esq. con la Calle Antonio Maceo (actual Calle 23). Hacia el norte). Esta compañía norteamericana también construyó, en el año 1916, el Central Virginia, más tarde conocido como Central La Francia.
Calle 22: Su término anterior fue Ajuria, apellido de uno de los tres compradores del Reparto Nuevo de Los Palacios. Esta calle al entrar en el Reparto Betancourt tomó el nombre de Calle Central, por ser la principal vía del Reparto.
Calle 24: Usó el nombre de otro de los compradores del Reparto Nuevo de Los Palacios, Sangroniz. Su nominación posterior, y el que más perduró fue Céspedes, en honor a Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria. En la actualidad, también se le dice popularmente Calle de los Ipsanes, por la antigua familia palaceña de este apellido que vive en esa calle.
Calle 26: Se llamaba anteriormente Piñera, en referencia a Paula Piñera, esposa de Alfredo Rodríguez. También llevó nombres de figuras vinculadas con la historia, como: Lorente, que fue oficial del Ejército Libertador y apoyó a Antonio Maceo en su campaña hacia occidente. Otro nombre utilizado en esta calle fue Lorenzo Duarte, joven palaceño que murió combatiendo en la lucha contra Machado el 12 de Agosto del año 1931 en Hoyo del Majagual, Loma del Toro. Esta calle moría en la línea del ferrocarril y el otro tramo, que salía de la línea hacia el sur y atravezaba el Barrio Guano, se llamaba Fe.
Calle 28: Su nombre anterior fue Serafín García, Coronel del Ejército Libertador, natural de Santa Clara. Murió en suelo palaceño en el Combate del Toro el 3 de Octubre del año 1897. Su cadáver fue llevado al cementerio de la localidad a través de esta calle. Es una de las calles más antiguas de Los Palacios y era un camino real. Además, también se le llamó Sierra, por ser el único camino que conducía a las estribaciones montañosas de Los Palacios y se extendía desde la Playa Dayaniguas hasta Sabana de Maíz o el Cacho. Su primera designación como calle fue del Cementerio. Se le conocía por otros nombres populares, no oficiales, como la Calle de los Chinos, por el establecimiento en la misma de comercios propiedad de inmigrantes chinos. Actualmente muchos palaceños le llaman Calle del Cementerio o de la Funeraria. Por pasar frente al establecimiento mortuorio y desembocar en el campo santo del pueblo.
Calle 28-A: Se extiende desde la línea del ferrocarril, paralela a la 28, hasta la Calle 31. En una oportunidad llevó el nombre de Tarafa y se supone que fuera el apellido de alguna persona que vivió en ese tramo.
Calle 28 (interior): Ocho tramos de calles llevan este nombre y están tanto verticales como horizontales.
Calle 30: Aparecía anteriormente con el nombre de José Palacios y existen referencias que se deba a un descendiente de la familia Palacios que vivió en esa calle. Del apellido de esta familia tomó el nombre el pueblo. La primera designación oficial, desde su fundación fue la de Cantarranas y se supone que este nombre fue adquirido por la abundancia de estos batracios en la zona, por estar en terrenos bajos y su cercanía al río. Otros de los nombres populares con que fue llamada esta calle fue Calle de los Valverdes, por estar radicado en ella el médico Armando Valverde y su familia
Calle 32: Esta calle tenía su nacimiento en la vertiente norte, con la Finca Famaní (actual edificios) y pasa por el lateral izquierdo de la Iglesia Católica y desde la fundación del pueblo se le llamó Calle Iglesias. Es una de las primeras calles del pueblo y su nombre se debe al templo religioso. En el lateral derecho de la iglesia también existe una corta calle, de una cuadra de longitud, que nace en la Calle 23 (antigua Calle Antonio Maceo) y muere hacia el sur en la Calle 25 (antigua Calle Fe) que pasa por el fondo de la iglesia. Esta callecita se le llamaba San José en alusión al santo católico. Hoy es también Calle 32.
Calle 34: No tenía nombre antiguo, porque no existía. Surgió con la construcción de los edificios en la Finca Famaní. Es una circunvalación que comienza en el antiguo nacimiento de la Calle 30 (antigua Calle José Palacios) en la finca Famání y circunvala los edificios, al oeste, y muere en la Calle 23 (antigua Calle Antonio Maceo). Popularmente se le dice Calle del Río, por pasar cerca del mismo.
PASO REAL DE SAN DIEGO
Este pueblo se fundó en el año 1820 y su existencia, como grupo poblacional, estuvo motivada por el trasiego de viajeros y mercancias desde Dayaniguas, entonces puerto marítimo, hasta los baños de San Diego y en igual sentido de San Diego a Dayaniguas. Estaba situado en una encrucijada o entronque y donde convergían cuatro caminos: el camino real que unía al embarcadero situado en la Playa Dayaniguas con San Diego de los Baños y que también era utilizado por los pobladores de hatos, corrales y vegas situado al sur y norte de Paso Real. Las arrias, jinetes, carretas y volantes en su ir y venir de La Habana a vueltabajo y de vueltabajo a La Habana, pasaban por Paso Real en su obligado itinerario.
Fue cabecera del Partido de San Diego de los Baños. Su trazado inicial obedecía a formas urbanísticas y sus calles y fabricación de viviendas y establecimientos se mantuvieron, en su desarrollo, alineadas de acuerdo al trazado original. Inicialmente el poblado la constituían una Calle Real, de sur a norte y dos calles transversales llamadas San Francisco y San Fernando, según Estéban Pichardo en su libro Geografía de la Isla de Cuba en el año 1830.
En el año 1879 Paso Real de San Diego contaba con iglesia, plaza y sus calles, de este a oeste, habían aumentado a nueve y sus nombres, la mayoría, poseían sustantivos religiosos, es decir, pertenecían a la clasificación semántica de los hagiotopónimos (nombres de santos), por ejemplo: Calle de San Fernando, San Francisco, San Joaquín, San Mariano, de la Virgen de Regla, etc.
Este pueblo fue incendiado en el año 1896 por las fuerzas comandadas por el General Roberto Bermúdez. En el lugar que estaba situado siempre existió un pequeño grupo poblacional que se llamó PASO QUEMADO. En la actualidad se ha expandido considerablemente hacia los cuatro puntos cardinales.
Un poco más al sur, aproximadamente dos kilómetros, en el lugar que se conocía como “Los Pozos”, cerca de la línea y apeadero del ferrocarril se asentó a principios del Siglo XX el actual Paso Real de San Diego. Este nuevo pueblo no contó con un trazado urbanístico original, como el anterior, y las calles fueron surgiendo después que los moradores construían sus casas. Existía una Calle Real, actual Calle 18, y continúa con la Calle 23. El resto de las vías eran practicamente callejones y las fincas quedaban muy cercanas al pueblo o dentro del mismo pueblo. Esos callejones tomaban el nombre o el apellido de los dueños de esas fincas: Los Pérez, Los Pozos, Los Herreras, Las Mercedes, El Indio, Las Quintinas, Callejón de la Iglesia, de Ramones y otros. Existían otros nombres populares como son: La Calle Triángulo (la actual Calle 25) y Calle de las Viudas (actual Calle 15).
En entrevistas ralizadas se pudo determinar que algunas calles fueron bautizadas, por la población, con nombres populares como son: Carlos Llauró (actual Calle 23) en honor a un educador que ejerció por muchos años en Paso Real y a la Logia de la Orden Caballeros de la Luz, que lleva el patronímico de Carlos Llauró Galicias y se encuentra en esa calle; Baldomero Rodríguez (actual Calle 19), hijo de Paso Real, nació en El Jagüey, y perteneció al Ejército Norteamericano, Cuerpo de Paracaidistas y murió al finalizar la II Guerra Mundial en una misión de combate.
Consultados los libros Apéndice No. 5 de Fincas Urbanas del Término de Los Palacios y el Libro 13 del Registro de Propiedad, pudimos determinar como odónimos oficiales las siguientes calles:
Calle 23: Calle José Martí. Nombre popular Carlos Llauró Galicias. Fotografía: ARCHIVO (OGEPE).
Calle 18, esq. Calle 19: Calzada de Paso Real de San Diego. Fotografía: ARCHIVO (OGEPE).
Se considera que la primera nominación a las calles de Paso Real es cuando se urbanizó el pueblo en la primera década del Siglo XX y se utiliza en las letras mayúsculas A, B, C, D, E, F y G, que son las actuales Calles 12, 15, 17, 19, 21, 25 y 27 respectivamente. Los términos oficiales actuales por números cardinales, fueron introducidos en los primeros años de la década de 1960, al igual que en Los Palacios.
Los términos oficiales actuales (números cardinales) son conocidos y utilizados por el 100% de los encuestados.
Un 28% de los encuestados reconocen y usan el término de Calle Real y el apelativo de los callejones. El 24% recuerdan los nombres de José Martí y Calzada de Paso Real y las designaciones por letras que fueron oficiales en un tiempo. Los odónimos Baldomero Rodríguez y Carlos Llauró, solamente son recordados por el 1% de los encuestados.
CONCLUSIONES
1) - Los dos pueblos estudiados: Los Palacios y Paso Real de San Diego, pasaron por tres etapas en la designación de los nombres de sus calles, asociados a épocas históricas; los que surgieron con la fundación del pueblo, los que se asignaron en la República y los de la actualidad, es decir, los números cardinales que surgieron en la década de los años 1960's.
2) - En el caso de Paso Real de San Diego, el pueblo antiguo, sufrió los efectos de un incendio en la Guerra de Independencia del año 1895 y este cambió de lugar. Las calles antiguas desaparecieron en este poblado y en Los Palacios fueron surgiendo simultaneamente las viviendas y las calles.
3) - Curiosamente cuando se hace la designación por números cardinales, se hace coincidir el número de la Calle 23 con la calle principal o Calle Real, igual que en las grandes ciudades.
4) - Los términos más usados en los dos núcleos urbanos son los números cardinales, por ser los más recientes, por ser más prácticos y fácil de memorizar.
5) - Según datos de los encuestados se pudo constatar que el nivel cultural no determina el conocimiento de los nombres antiguos, que las personas mayores y del sexo masculino tienen mejor dominio de esos nombres.
4) - Los términos más usados en los dos núcleos urbanos son los números cardinales, por ser los más recientes, por ser más prácticos y fácil de memorizar.
5) - Según datos de los encuestados se pudo constatar que el nivel cultural no determina el conocimiento de los nombres antiguos, que las personas mayores y del sexo masculino tienen mejor dominio de esos nombres.