jueves, 24 de junio de 2010

El Espectro de Weiler Sobre Los Palacios

Información tomada del libro Jesús Nazareno de Los Palacios, 250 Años de Historia, por el P. Joaquín Gaiga.

El ejército español, enviado a Cuba en el año 1895, era el más grande enviado a América por la península ibérica y estaba integrado pora casi cien mil soldados que se añadían a los viente mil ya de estancia en la isla antes de estallar la guerra.


Alrededor de 16,000 presidieron diversos lugares de la provincia pinareña y participaron en varias batallas. Frente a ellos nunca el ejército mambí llegó a los 4,000 soldados y se encontraba más escaso en armamento y recursos. Tenía a su favor el mejor conocimiento del territorio y la adaptabilidad al clima, además de la colaboración de los coterráneos, aunque no siempre fue así. Por el contrario, los ibéricos carecían sobre todo de recursos tácticos y estratégicos suficientes para detener la invasión

EL TRÁGICO BANDO

Eso y otras causas, sobre todo la del fervor patriótico explican la derrota de los españoles frente al ejército mambí. Derrotas que exacerbaron al nuevo comandante de las fuerzas españolas, Valeriano Weiler (fotografía), y lo instigaron a decretar el famoso y trágico Bando de Reconcentración el 22 de Octubre del año 1896 que establecía: "Todos los habitantes en los campos o fuera de la línea de fortificación de los pueblos, se reconcentrarán en el término de 8 días en los poblados ocupados por las tropas. Será considerado rebelde y juzgado como tal todo individuio que, transcurrido este plazo, se encuentre despoblado".

De tal manera no sólo se privaba al ejército libertador de las provisiones necesarias que normalmente le suministraban los campesinos, sino que se entregaba al hambre, a las enfermedades y a la muerte la población misma.

El efecto del Bando dio pábulo a la viruela, la fiebre amarilla y otras pestes que hicieron perecer decenas de miles de pinareños. Detrás de las cercas de alambre y bajo los rifles españoles nuestros pueblos sufrieron en su propia carne un adelanto de los horrores de los campos de exterminio nazi.

"Los Palacios no quedó exento de esta catástrofe que en muy pocos meses llevó la mortalidad a escala nacional a 400,000 vidas fundamentalmente entre mujeres y niños".

El general Miró informó que Weiler pasó por Los Palacios después de haber abandonado Artemisa el 28 de Octubre, pasando antes por Candelaria y San Cristóbal, poco después de publicado el bando.

Describía Francisco P. Machado en el libro "Piedad": "En los cementerios infinidad de cadáveres permanecían insepultos...Paletadas de tierra cubrían para perecer eternamente a éstos mártires y héroes ignorados... Veíanse familias completas, madres llevando en su brazos criaturas escuálidas, niños de 13 y 14 años comidos por la miseria, chiquillos con las costillas salientes, andaban de un lado a otro, tendiendo las manos nudillas, en solicitud de socorro...".

Al final del inenarrable calvario, el hambre y el azote de las enfermedades desatadas por la Reconcentración, además que los estragos, incendios y devastaciones de la guerra, dejaban al municipio el siguiente y muy elocuente cuadro poblacional: POBLACIÓN: LOS PALACIOS: Año 1887, 6501, Año 1899, 2456. PASO REAL: Año 1887, 4920, Año 1899, 1871. SAN DIEGO DE LOS BAÑOS: Año 1887, 6317, Año 1899, 2419.

EL TERRIBLE AÑO 1897

Prácticamente la población palaceña quedaba reducida en dos tercios, no llegando a los 3,000 habitantes, de los cuales sólo 900 residían en el caso urbano. En los libros de entierros del archivo parroquial, las defunciones asentadas en los años precedentes eran inferiores o superaban en poco las cien anuales. Sin embargo, superaban las doscientos en el año 1896 y llegaban a casi 700 en el año 1897. Los días más luctuosos en Los Palacios fueron el 18 y el 20 de Marzo del año 1897, con 9 sepelios por cada uno de estos días y el 31 del mismo mes con 8 sepelios.

A las pérdidas humanas, hay que añadir los daños materiales a los cultivos, al poblado, a las estructuras habitacionales. Los campos y las vegas se habían quedado desolados, quemados, improductivos, los ingenios existentes en el territorio, el San Miguel en San Diego y el Nueva Empresa o Limones (en el actual Pitirre, al pie de la Loma del Toro), se quedaron destruídos y sus hacendados se vieron precisados a abandonar nuestro territorio.

El pueblo de Paso Real así como la parte oeste de los Palacios, fueron incendiados en el año 1896, por lo que gran parte de la población fue a parar a las zonas más intrincadas de los campos para cultivar lo que podían para subsistir. Como ya se ha explicado, Paso Real, antes de la Guerra de Independencia, se encontraba donde actualmente se encuentra Paso Quemado. Las familias que sobrevivieron a la guerra, a la quema del pueblo y a la Reconcentración, según testimonio de Leandro González Alcorta, se desplazaron algunos kilómetros más al sur y construyeron cerca de la línea ferrea la actual Paso Real.