jueves, 4 de marzo de 2010

Barrios, Esquinas, etc...2da. Parte





Barrios, Esquinas y Lugares
Populares de Los Palacios

Segunda Parte (2)
"La tradición te recuerda de dónde vienes y adonde vas" (Anónimo).

Por Jesús M. García Vázquez

Aunque todas las calles del pueblo estén identificadas con números cardinales y en igual sentido las viviendas que les señalan su posición en la vía donde se encuentran enclavadas, impresa esta numeración en una placa metálica situada en una parte visible del portal o fachada, la población utiliza nombres y términos, creados por los propios pobladores, para identificar determinados sitios del pueblo. En estos señalamientos populares, en que se busca una más fácil localización de un lugar, intervienen calles, esquinas, barrios y otros parajes.

Siempre en la formación de los sustantivos para designarlos se utiliza el de un establecimiento o comercio, nombres y apellidos de prominentes y populares personas, un plantel educacional, templo religioso y una fábrica o industria. Asi como actos o sucesos que conmovieron al pueblo o fueron objeto de comentarios, por su naturaleza trágica, violenta y de cualquier hecho fuera de lo normal.

Así, por ejemplo, es más fácil y de rápida comprensión el decir: - “la esquina de Bárcenas”- , que no decir: - El lugar donde hace esquina la Calle 20 con la Calle 23”, - (antes la Calle Warren con la antes Calle Antonio Maceo). Algunos residentes en el pueblo pueden que no conozcan el número de las calles del mismo, pero si todos conocen la popular “Esquina de Bárcenas”, como la “Calle del Chino Mulato”, la “Esquina de Mongo Lugo” y el “Barrio de la Iglesia”.

BARRIOS EN EL CASCO URBANO DE LOS PALACIOS
BARRIO GUANO. Este barrio surgió en los años 1920's, al sur de la actual Calle 29 (antes Calle Jovellar) y entre las actuales Calle 20 (antes Calle Warren) y Calle 28 (antes Calle Serafín García). Desde sus inicios fue bautizado con el nombre Barrio Guano por la gran cantidad de casas con techo de guano existentes en el lugar. Este nombre popular en la actualidad no es mencionado por una gran parte de la población, que lo desconocen. Solamente es mencionado por algunas personas de avanzada edad.

BARRIO INDAYA. Se extiende, por más de un kilómetro, desde la Calle 31 (antes Calle Lens), hacia el oeste. En sus inicios se consideraba un barrio marginal por la mala presencia que mostraban sus edificaciones. Su nombre lo toma de un programa de aventuras que se televisaba por el Canal Cuba-Visión a las 7:30 p.m., y donde existía, en esas aventuras, un pueblecito marginal y de mala catadura llamado Indaya. Sus primeros asentamientos fueron en el año 1985 y en tiene calles interiores y en el mismo se han construido muy buenas y confortables viviendas. Está electrificado y posee agua del acueducto. su nombre está oficializado y aparece en registros públicos. Es mencionado por su apelativo original por toda la población. En este lugar existió una finca propiedad del Señor Tomás Guerra, donde según aparece en el Libro Jesús Nazarero de Los Palacios, 250 años de Historia, del P. Joaquín Gaiga, el Señor Luis Fernández construyó una perrera donde mantenía y cuidaba durante todo el año, los perros que utilizaba para cazar en la Finca Santa Rosa. Estos perros estaban al cuidado y responsabilidad de los palaceños, Cuchú, mejor conocido por Managua y Tosca.

BARRIO DEL CEMENTERIO. A ambos lados de la calle que comunica el pueblo con el cementerio local y a la vez el camino que conduce a Río Hondo y Macurijes, se han construído infinidad de viviendas y en su gran mayoría confortables y decorosas. Este asentamiento poblacional, con calles interiores, electricidad y agua del acueducto, y que llega hasta los mismos límites del camposanto, ha sido denominado por la población “Barrio del Cementerio” y toda la población asi lo llama.

REPARTOS NORTON Y NUEVA ERA. Estos repartos corresponden al ensanchamiento del pueblo, hacia el este y después de la actual Calle 16. El Reparto Norton, en la parte norte, debe su nombre al apellido de dos hermanos norteamericanos, Edward y Gerald, que fueron los propietarios de los terrenos que sirvieron de asentamiento a los pobladores de este reparto. El Reparto Nueva Era fue una caballería de terreno que compraron Higinio Alvarez y Segundo Díaz, posteriormente parceladas por ellos y vendidas, en gran parte, como solares para la construcción de viviendas. Los propios dueños le pusieron Nueva Era y se encuentra al este de la Calle 16, (antes Calle Franchi), al sur del Reparto Norton. Por muchos años los vecinos del pueblo le llamaban por sus nombres, que eran oficiales. En la actualidad la población utiliza un sólo apelativo que envuelve a los dos: “Los Repartos”. Aunque en este apelativo hay más referencia para El Reparto Norton, que para el Reparto Nueva Era. Todos en la población utilizan el señalamiento de “Los Repartos”.

REPARTO BETANCOURT.  Este reparto se formó al oeste de la Calle 20 (antes Calle Warren) y al norte de la Calle 15. Adquirió como nombre el apellido de su propietario Alfredo Betancourt. Este señor, además, era propietario de una fábrica de hielo que estaba situada en la Calle 19, (antes Calle Ramón Cruz, esquina a la antes Calle Warren), lugar donde funcionó la Academia “José de la Luz y Caballero”, de las hermanas Hilda y Maria Guerra. No es mencionado por la población actualmente. Fotografía: Luis J. Puentes (Pilingo).


ESQUINAS DE LOS PALACIOS
ESQUINA DE LOS MOROS. Es la esquina que hace la Calle 21 (antes Calle José Martí), con la Calle 22, (antes Calle Ajuria) y recibió este nombre porque en ella tenían sus viviendas y comercios dos hermanos de origen árabe, Miguel y Germán Abay. Actualmente este apelativo no es mencionado por la población. Fotografía: Luis J. Puentes (Pilingo).

ESQUINA DE LA SOMBRA MISTERIOSA. Donde hace esquina la Calle 20, (antes Calle Warren), con la Calle 29, (antes Calle Jovellar), se encuentra una cuartería en forma de L. En la propia esquina estaba establecido en el año 1929 con un comercio en víveres (bodega) un inmigrante chino, el que fue brutalmente asesinado para robarlo. Años más tarde el lugar fue adquirido por un cubano llamado José García, quien restauró toda la edificación y operó una bodega, en el mismo espacio ocupado por el desafortunado chino. El Señor García tenía la costumbre de enamorarse muy continuamente, pero no le manifestaba a las mujeres sus sentimientos amorosos. El medio que utilizaba para hacer sentir sus apetitos sexuales era el de perseguir y acosar hasta la saciedad a las representantes del sexo opuesto, convirtiéndose en una “sombra” para las féminas que le atraían su atención. Las propias mujeres, que fueron objeto de su persecuión, lo distinguieron con el sobrenombre de la “Sombra Misteriosa” y de ahí la estancia donde residía fue bautizada con el nombre de “La Esquina de la Sombra Misteriosa”. En la actualidad este nombre popular es mencionado por la población.

ESQUINA DE HIERRO VIEJO. En la afluencia de la Calle 19. (antes Calle Ramón Cruz), con la Calle 18, (antes Calle Froilán Núñez), residía el señor Arcadio Torres. Este simpático criollo se inició en el mundo del comercio con la compra y reventa de hierro viejo. Por su ocupación y popularidad recibió el nombre de la mercancia que negociaba, cuyo mote adquirió la esquina. Muchos aún le mantienen este nombre.

ESQUINA DE MONGO LUGO. En el lugar en que se une la Calle 19, (antes Calle Ramón Cruz), con la Calle 16, hacia el Reparto Nueva Era, residía y tenía una bodeguita un mulato siempre risueño, regordete y bonachón que se llamó Ramón (Mongo) Lugo. Sus vecinos y clientes lo estimaban mucho por su nobleza y actos de bondad y la esquina recibe la nominación de "Esquina de Mongo Lugo”. Este nombre es aún pronunciado por parte de la población, sobre todo los residentes en los repartos, para designar aquel sitio.

ESQUINA DE LA LOGIA O MANOLO NOVO. Del año 1925 al año 1956 estuvo la Logia “Montecristi” en la esquina que forman las Calles 21 y 30 (antes Calles José Martí y José Palacios) y todos le llamaban “Esquina de la Logia”. En el año 1960 se mudó a residir en el lugar el señor Manolo Novo y su familia, y a partir de ese momento una gran parte de la población comenzó a llamarle la “Esquina de Manolo Novo”. Ninguno de esos nombres se menciona en la actualidad. Fotografía: Archivo (OGEPE).



ESQUINA DEL CHINO MULATO. Por muchos años vivió y tenía un comercio en la esquina que forman la Calle 13 y la Calle 20, un mulato de rasgos achinados que recibió el sobrenombre de Chino Mulato y de ahí el nombre de esa esquina. Este apelativo se mantiene actualmente y lo mencionan muchos pobladores, sobre todo los que habitan en el Reparton Norton.

ESQUINA DE JUANITA MEDEL. En la porción noroeste de la esquina creada por las Calles 21, (antes Calle José Martí) y Calle 26, (antes Calle Piñera), se encontraba una bodega de víveres que trabajaban la señora Juanita Medel y su hijo Aníbal Fernández, además de otros empleados como Héctor Díaz, el esposo de Beba la hermana de la profesora Isabel Inclán (Chavela), Manolo Paredes y después el Cuso Viñas. Este sitio fue mencionado por muchos años como la “Esquina de Juanita Medel”. Los palaceños de hoy no hacen mención a ese apelativo.


SITIOS POPULARES EN LOS PALACIOS

EL QUÍQUERE. Este célebre lugar, tan mencionado por la población, es la casa vivienda donde residió el Señor Rolando Cruz Puga con su familia. Situado a un kilómetro aproximadamente de Paso Quemado en la carretera que conduce de Los Palacios a ese poblado. Al emigrar el Señor Cruz Puga a los Estados Unidos, su propiedad, confiscada, se le entregó a la Empresa Arrocera de Los Palacios en el año 1972, para su uso. Esta entidad estatal comenzó a realizarle a la instalación ampliaciones y mejoras, así como dotarla de un comedor y albergue para ser utilizada como casa de visita. En más de una oportunidad no se cumplió con la fecha prevista para su puesta en funcionamiento, por atrasos en los trabajos de reparación y acondicionamiento. Cada vez que en las continuas y burocráticas asambleas celebradas por esa empresa, le inquirían al que estaba a cargo de las funciones de remodelación, contestaba con un conocido criollismo: “Ese quíquere ya casi está matado” -. Se usó tantas veces el término “quíquere” que el mismo pasó a ser el nombre para señalar el sitio. Este apelativo es conocido y mencionado por toda la población y se encuentra en los registros oficiales.

LOS HIGUILLOS DEL PARADERO. ¿Quién de los palaceños que sobrepasen los cuarenta años habrán podido olvidar los Higuillos del Paradero?. Que como colosos mitológicos se levantaban a ambos lados de la pequeña vía que une la estación de trenes con la Calle 23, (antes Calle Antonio Maceo), por espacio de varias decenas de metros. Formaban dos hileras, una paralela con la otra, y comenzaban en el propio frente de la instalación ferroviaria. Fotografía: Archivo (OGEPE).



Algunos aseguran que estos frondosos y enormes árboles fueron sembrados con la nueva construcción de la estación de trenes. La primitiva estación fue convertida en cenizas por la tea incendiaria de las huestes mambisas en la Guerra de Independencia del año 1895.

Varias han sido las generaciones de palaceños que sentados bajo sus verdes ramas y protegidos de los inclementes rayos solares en los meses de nuestro caluroso verano, disfrutaban de su fresca sombra. También fue un lugar romántico por excelencia y fueron mudos testigos de infinidad de parejitas enamoradas que, recostadas a sus robustos troncos, recibián el beneplácito de Cúpido.

En los tiempos en que la Macorina andaba fotuteando por las calles de La Habana al volante de su fotingo tres patá, jovencitas palaceñas iban a la estación a esperar el tren de las nueve de la noche. Mientras estaban en esa espera, para combatir el tedio, se paseaban alegres y despreocupadas por entre la hilera de higuillos.

¡Cuántas veces escuchamos ante un malentendido o querella, un joven decirle a otro: - “vamos para los Higuillos del Paradero a resolver este asunto!. Bajo su cobija se dilucidaron cuestiones y diferencias surgidas. Eran como especie de un Campo de Honor.
¡Cuántas narices rotas y cuántos ojos magullados, y hasta alguna pedrada que lastimaba un tobillo o un leñazo prodigado con un guayabo, no presenciaron estos higuillos! Muchos palaceños aún recuerdan la famosa bronca de Herminio Sánchez Díaz (Mino Madruga) con un enano trapecista del Circo Montalvo y donde el valiente palaceño pensaba ceñirse el lauro de la victoria, por ser su contrincante de menor estatura que él (solamente unas pocos pulgadas), pero todo resultó un revés al hacer gala el enanito de su pericia circense. Resultando bastante lastimado el popular palaceño.

El paso de los años ha dejado su despiadada huella entre estos gitantes. Los vientos huracanados que se sintieron en Los Palacios, del último ciclón que pasó por la parte más occidental de la provincia, el Lili, derribó de cuajo a uno de los cuatro que se mantenían desafiantes a los años. En la actualidad estos higuillos no son mencionados por la población y el espacio que ocupaban muy poco frecuentado, otrora muy animado por el constante ir y venir de los viajeros del tren y los que los despedían y esperaban.

LA CEIBITA. La recia y frondosa ceiba que existe en la Calle 23 (antes Calle Antonio Maceo), la calle principal del pueblo, y casi llegando a la Calle 20 (antes Calle Warren) y frente a la antigua Farmacia “Lamelas”, le ha prodigado fresca sombra a muchos palaceños y durante casi un siglo. Fueron diversos los comercios que protegidos de su cobija bienhechora funcionaron en aquel sitio. Muy popular y recordada la fonda de Norberta, la señora madre de Amado y Juanillo Díaz, por la excelencia y buen sazón de su cocina. Así como aquellas magistrales completas que ofertaba a un módico precio de $0.25 cts., rebozantes de arroz, potaje, picadillo o carne guisada y una que otra vianda o ensalada. Había que tener muy buen apetito y un estómago de amplias dimensiones, como los de Pilingo y Juan Pillo, para poder darle entrada a aquellos buques de comida. En los primeros años de la revolución allí funcionó la piquera del Anchar (choferes de alquiler).

Sobre esta especie de arbol siempre ha existido un respeto superticioso por la población cubana y se mantiene el criterio, muy generalizado, que si derribas una ceiba serás víctima de desastres y calamidades. En el año 1948 vino a residir para el Reparto Norton, procedente de las lomas, un señor alto y robusto con facciones y color de la piel que lo señalaban como un legítimo descendiente de los aborígenes cubanos. Este señor, de apellido Cordero, era Testigo de Jehová y fue conocido popularmente por “El Jehová”. En fidelidad al dogma de la secta religiosa que practicaba, no aceptaba el mito superticioso atribuído a la ceiba y siempre estaba dispuesto a talarlas con su afilada hacha. Fueron muchas las ceibas en el pueblo que resultaron víctimas de su depredadora herramienta de corte. Sin embargo “La Ceibita” resultó ilesa de este maratón de cortar ceibas, surgido del fanatismo sectarista de Cordero y el consentimiento del materialismo marxista.

LA CUARTERÍA DE AQUILINITO. En Los Palacios han ido desapareciendo poco a poco, a impulso de la renovación y bajo la piqueta demoledora de los años, muchas cosas típicas y aunque desaparecieron hace años han de recoger estas crónicas para que entretenga a quienes las lean y hagan recordar a los que las conocieron con amor y algo de melancolía. La Cuartería de Aquilinito estaba situada en la esquina que forman la Calle 23 (antes Calle Antonio Maceo) y la Calle 22 (antes Calle Ajuria) y se extendía hasta tocar con la farmacia de Emilio Puentes, después de Chuco y Antonio Calderón. Fotografía: Luis J. Puentes (Pilingo).

Era una cuartería construída a finales del Siglo XIX. Las paredes eran de tablas, el techo de tejas criollas y el piso de ladrillos. Por muchos años fue como especie de un centro comercial, por la cantidad y diversidad de establecimientos existentes en sus recintos. Allí funcionaron fondas, barbería, salones de juego, relojería, kioscos y puestos de frutas, etc. De los que hoy sobrepasan los cincuenta años, ¿Quién no recuerda en la misma esquina de la Calle Ajuria al Chinito Ronco con su kiosquito y aquellos riquísimos dulces y platanitos maduros que vendía?. Amenazando desplome, ya se encontraba desalojada, fue derribada en el año 1960 y los miembros de una logia oddfélica, recién fundada, acondicionaron el espacioso solar y celebraron en el año 1961 una verbena en busca de recolectar fondos para la construcción de la logia. En el año 1965 el inteligente y capacitado palaceño Gustavo Izquierdo Alvarez proyectó y dirigió en el lugar, la construcción de un parque de recreo. Instalación recreativa que actualmente es muy poco frecuentada en las horas nocturnas por la oscuridad existente, las personas de conducta nada sociable que asisten a dicho lugar y los actos inmorales que se suscitan.

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