sábado, 13 de febrero de 2010

PALACEÑOS (1)

Queridos palaceños:
Reconocemos que existieron a través de generaciones, palaceños cuyos nombres y digna ejecutoria, son merecedores de aparecer en este capítulo de nuestra humilde publicación y deseamos hacer constar por este medio, que en la mayoría de los casos, nos resultó imposible conseguir suficiente información biográfica de muchos de ellos, por carencia de las fuentes correspondientes, ya sean familiares o de otra índole.
No obstante, por tal motivo, hemos hechos grandes esfuerzos, para en diferentes capítulos hacer mención de muchos de ellos, por medio de datos y fotos, en relación a sus específicas actividades, tanto en la vida social, como profesional.
Mucho agradecemos tengan esto presente, porque estamos conscientes que el T.M., de Los Palacios, es un lugar donde han vivido honestas y laboriosas familias, cuyos miembros contribuyeron extraordinariamente en todos los órdenes a su desarrollo, con su ejemplar actitud. (OGEPE). Fotografías : Logia Montecristi.

Antonio Valdés ValdésPor María Teresa Rodríguez
y Jesús Marcos García

Nació el 6 de Octubre del año 1868 en Consolación del Sur, Pinar del Rio. Siempre se creyó que Don Antonio era hijo de la Casa-Cuna, por su doble apellido de Valdés. Resultado que su padre, español, que se llamaba Antonio Fúster, llegó a Cuba como polizonte abordo de un barco español y al estar indocumentado no lo puedo reconocer dándole su apellido y lo hizo hijo de la Casa de Beneficencia, recibiendo, como era costumbre en ese centro benéfico, el doble apellido de Valdés.
Oriundo de una familia humilde se vió en la necesidad de trabajar muy duramente desde temprana edad. Realizó los oficios de bodeguero, dulcero, contador, etc.

Su inteligencia natural y su vocación por la noble labor de enseñar y educar lo llevaron a ser maestro público en la localidad de Los Palacios. Se casó tempranamente con la Señorita Coleta Falero, de cuyo matrimonio nacieron doce hijos.

Fue un hombre humanista, legítimamente fraternal y religioso. Su inspiración y amor a la patria lo llevaron a ser un poeta, cuyos versos “Martí”, “A la Bandera Cubana” y “A José Martí”, le rinden homenaje a la enseña nacional y al Apóstol.

Con fecha 21 de Agosto de 1907 es iniciado en la Logia “Luz de Candelaria”, ascendido a Compañero Masón el 28 de Agosto y exaltado al Grado de Maestro Masón el 31 de Agosto de ese propio año. En la masonería palaceña ocupó los siguientes cargos: 1907 a 1910, Venerable Maestro de la Logia “Luz de Los Palacios”; 1912 a 1915, Venerable Maestro de la Logia “Montecristi”; de 1924 a 1927, Primer Vigilante de la Logia “Montecristi”; de 1928 a 1932 su Venerable Maestro; 1933, Orador; 1934, Representante; de 1935 a 1937, Orador. Siendo el año 1937 el último año que ocupa funciones en la logia, por haberse trasladado para La Habana y tener la salud quebrantada.

La muerte sorprendió a Don Antonio en su domicilio de la Calle Cádiz No. 11, en La Habana. Los periódicos de la época informaron de su muerte y velorio, y en los cintillos de la prensa se lee que el duelo lo despidieron sus hermanos masones.

A Antonio Valdés Valdés le llamaban “el mentor de la masonería vueltabajera”, tanto por su antigüedad en la institución, como por sus valiosas actividades desplegadas.
En su tiempo mantuvo estrechas relaciones con los grandes de la época: Martín Herrera, Saturnino Martínez, los Hermanos Llansó, Fernando Figueredo Socarrás, Sánchez Curbelo, Fermín Valdés Domínguez, entre muchos. Hombres que hoy son recordados con legítimo orgullo.
La Orden Caballeros de la Luz ha perpetuado eternamente la memoria del Hno. Antonio en los valles palaceños, al imponerle a una logia fundada por ellos en el año 1946 el patronímico de “Antonio Valdés Valdés”.

Don Antonio se ha de sentir, a la diestra de Dios como ha de estar, muy complacido, porque su labor no ha sido olvidada y más de un centenar de hombres han hecho posible que su nombre se mantenga en esta comunidad palaceña.


Dr. Lucilo Díaz Fernández
Por Jesús Marcos García
Durante más de cuatro décadas el Dr. Lucilo Díaz Fernández figuró entre las personas más queridas y distinguidas en el municipio de Los Palacios. Distinción y afectos que supo conquistar por su labor profesional como médico y su proyección espiritual y filantrópica, manifestada de forma positiva en su humano proceder y su desinterés por servir al prójimo.

Natural de Artemisa. Llegó a Los Palacios en el año 1931, tenía 24 años de edad y estaba recién graduado de médico-cirujano. Instaló su consulta en la antigua Calle José Martí, esquina a Serafín García, (actual Calle 21, esquina con la Calle 28), lugar donde, hasta su muerte, vivió el español “Cañita”, que fué para él y su familia como especie de un hada protectora.

En los momentos de su arribo a Los Palacios se sufría de la Depresión Económica de 1929 y del funesto machadato. En ese mismo año, 11 de Agosto del año 1931, sus ojos contemplaron los cadáveres del General del Ejército Libertador Francisco Peraza y Delgado y varios de sus compañeros, que en una carreta fueron trasladados al antiguo Cuartel de la Guardia Rural y sepultados en el cementerio de la localidad.

El anciano general se había levantado en armas contra Machado, al frente de un considerable grupo de hombres, en la zona de la “Loma del Toro”. Su campamento, situado en “Hoyo del Majagual”, fue sorprendido por las fuerzas gubernamentales y él y varios de sus compañeros de armas ultimados a balazos. Este aguerrido general era conocedor de la geografía de la comarca, por ser su centro de operaciones durante la Guerra del año 95. Peleando, primero, bajos las ordenes del General Bermúdez y después, al ser destituído Bermúdez por excesos cometidos, al frente de la guerrilla.

El VH: Lucilo nació en el seno de una familia pobre y por su inteligencia y tesón se recibió de médico. En su despedida de duelo, en el Panteón Masónico, el señor Arsenio Echevarria expresó: “cuando llegó a este pueblo era sumamente pobre, sus pertenencias personales eran muy pocas. Poseía un solo traje, bastante raído y surcido. La familia Bustillo-Calderón lo había acogido como un hijo y mujeres de esta familia, por la noche, le lavaban y planchaban la ropa a utilizar al siguiente día”.

Por su porte elegante y atractivo, el color de su piel y ojos y su bien configurado rostro, era objeto de atención en el mundo femenino, disfrutando de los favores de muchas mujeres que lo convirtieron en un joven divertido y mujeriego.

El 20 de Diciembre del sño 1936 recibe la iniciación masónica. En los momentos de su iniciación tenía 29 años de edad y estaba soltero. Contrajo matrimonio con una artemiseña, al igual que él, la Señora Clara Díaz y fijó su hogar definitivamente en Los Palacios. En este pueblo le nacieron y criaron sus cinco hijos, cuatro varones y una hembra: Tilo, Vicente, Carlín, Teresita y Silvio, quienes aún son recordados por sus travesuras infantiles y revolturas juveniles.

Su hogar, que a la vez era su consulta de médico, estaba situado en la antigua Calle Antonio Maceo, (actuay Calle 23), al lado del Hotel “Soberón”, después Hotel “Fúster” ydespués “El Palaceño”. En una de las paredes del portal de su vivienda se leía una placa, que decía: Dr. Lucilo Díaz Fernández, Médico-Cirujano. También poseyó una farmacia, muy bien surtida, que se encontraba contigua a su hogar y era atendida por el Señor Humberto Izquierdo, su esposa Clara y varios jóvenes boticarios.

Fue un médico que se destacó por sus profundos conocimientos de la medicina y su arrojo por ampliar sus conocimientos. Su consulta no era solamente para escrutar un paciente, diagnosticar un mal o indicar el tratamiento a seguir, en la misma se resolvían situaciones, a veces difíciles, como extraerle veneno a una envenedada o a un niño que ingirió un producto tóxico (mediante el enjuague estomacal), operaciones quirúrgicas en cirujía menor, curaciones, enyesamientos en fracturas óseas, partos díficiles, etc., etc. Tenía que estar en muy mal estado el paciente para que el Dr. Lucilo Díaz indicara su traslado a un centro hospitalario. Para su mejor trabajo se hizo auxiliar de dos competentes enfermeros, el señor: Luis Fúster Crespo y el señor Salvador Sánchez. En su consulta fue donde existió, por primera vez en Los Palacios, un equipo de Rayos X y sabía interpretar correctamente las fotos de la tecnología radiológica.

Era muy adicto en su función de médico el de utilizar fórmulas, originadas por él, para el tratamiento de distintas enfermedades en sus pacientes. Fue un espiritualista convencido y siempre estaba ávido de penetrar en la inmensidad y misterios de ese mundo, mediante la lectura y asimilación de los principales fundamentos y principios esotéricos, sobre todo el sustentado por los Rosacruces. Con el señor Arsenio Echevarría, también otro espiritualista, compartía largas horas de estudio y meditación en ese campo.

Aplicaba sus conocimientos espiritualistas y el poder del pensamiento humano en su función de médico. Al consultar un paciente e inquirir de sus dolencias, sus preguntas eran acompañadas de una penetrante mirada, tratando obtener una estrecha relación espiritual entre médico y paciente, además de aplicar una terapia sicológica. Muchas personas incultas, no conocedoras y totalmente profanas de estas profundidades del espíritu humano, lo catalogaban de Médico-Espiritista.

En la sala de su hogar, ante-sala de su consulta, se encontraba en una pared el Juramento Hipocrático. Era un fiel cumplidor a lo exigido en ese juramento. No había hora del día o de la noche, con buen o mal tiempo, que lo fueran a buscar para atender un paciente que no estuviese dispuesto y presto a acudir al llamado del dolor. Para desenvolver sus funciones en la zona rural del municipio, primero se hizo de un caballo y cuando la situación le mejoró, de un “jeep”. Sufriendo, en más de una ocasión, accidentes al visitar enfermos en lugares intrincados y de difícil acceso. En una oportunidad se fracturó una pierna.

Al experimentar nuestro país en el año 1959 una total transformación en el orden social, político y económico, la dirección de la Logia “Montecristi”, de ese año, quizás con la mejor intención y propósitos masónicos , trataron de vincular la logia con la nueva corriente ideológica. Los hermanos, disidentes de esta corriente y que querían que su logia siguiera fiel a los principios masónicos, llevaron al Doctor Lucilo en candidatura para Venerable Maestro en el año 1960 y recibió un triunfo arrollador. Siendo el Maestro de Montecristi en 1960.

La política le llamó la atención y fue Alcalde Municipal de Los Palacios de 1940 a 1944. Desarrollando una fructífera labor al frente de la Alcaldía. Poseía una pequeña finquita de recreo y descanso situada en el Km. 4 en la carretera al Entronque de Los Palacios. Esta finquita fue escenario de banquetes y mítines políticos.

Nunca se jubiló y sirvió como médico hasta que su salud se lo permitió. Falleció a la edad de 65 años, el 11 de Marzo del año 1972.

La mayor parte de su vida útil transcurrió en Los Palacios, donde se desenvolvió como un ejemplar ciudadano y un legítimo palaceño. Fue un apasionado orador, nos recordamos de sus intervenciones en “Montecristi” y sus despedidas de duelo.

En los días anteriores al 11 de Marzo del año 1972, días de su gravedad, el pueblo de Los Palacios fue envuelto por un manto de tristeza y congoja al saberse de su irremediable partida al Eterno Oriente. Su pueblo lo lloró y las personas humildes y agradecidas decían, en todas las esquinas: “se murió el médico de los pobres”. Su funeral y sepelio fue una manifestación de duelo popular.
“Qué inmenso fuiste Lucilo Díaz”, en las distintas actividades del ajetreo humano. Tu figura siempre bien recibida y algo alocada, es recordada constantemente por el pueblo al que tanto serviste y por el que tanto te sacrificaste. Dejaste una huella imborrable detrás de tí y si al final todos tenemos que pagar la deuda que contrajimos con el Creador, es mejor así, que siempre seamos recordados por nuestras buenas acciones. Así complimos con Dios, y con nosotros mismos, al dejar una HUELLA.


José Cipriano Florencio Pedroso (Lencho)
Por. Jesús Marcos García
A partir de su ingreso en la Logia Montecristi, el día 28 de Marzo de 1945, su actuacion como masón siempre se vio señalada de un constante bregar dentro de la orden. Falleció al mediodía del 8 de Marzo de 1987 y al romperse ese eslabón de la Cadena Fraternal, con su lamentable pérdida física, pudo afirmarse categóricamente que “Montecristi” y el pueblo de Los Palacios perdió uno de sus mejores hijos. El hermano Lencho fue un masón que por su abnegación, entusiasmo y sacrificio pasó a formar parte de la historia de su logia, dejando en el seno de “Montecristi” una huella imborrable de grata recordación.
Con la señora Consuelo Ipsán formó un matrimonio ideal. Su hogar, además de un remanso de amor, paz y dulzura, era también, una prolongación de la Logia “Montecristi”. Hoy ambos moran en el Eterno Oriente y han de estar a la diestra del Gran Arquitecto del Universo, por haber cumplido fielmente con sus obligaciones domésticas y sociales.




Eleuterio León Medina
(Medina El Barbero)
EL ETERNO PALACEÑO


Por razones ajenas a nuestra voluntad nos resultó imposible encontrar datos biográficos del querido palaceño Eleuterio León Medina, cariñosamente conocido como "Medina el Barbero, cuando estábamos recolectando datos e información para editar nuestro libro Recordando a Los Palacios. Barbero de profesión y Procurador, vivía en la Calle Piñera (actual Calle 26), en Los Palacios. Pero no por ello podíamos omitir señalar su nombre en esta publicación. Palaceño apasionado con su querido pueblo, con su pensamiento puesto siempre a través de todos los años de exilio, en su lugar de origen. Residió en la ciudad de Nueva York, en unión de su querida esposa Graicela, sus hijos Rubén y Thelma y nietos.


Sintiendo pasión por la carrera de derecho, abandonó la profesión de barbero, vendiendo su barbería situada en a Calle Antonio Maceo, (actual Calle 23), al señor Jesús Romero. Se graduó de Procurador Público y siendo Procurador Universitario, comenzó a estudiar derecho. Prestó servicios a muchos palaceños en su profesión.
A continuación estamos intercalando un párrafo de una de las cartas enviadas por Medina, a su amigo, Osvaldo Gotera, en relación con trabajos recibidos por él, referentes a escritos que aparecen en el Libro Recordando a Los Palacios:


"Dicen que recordar es vivir; para mí, no es verdad, recordar es sufrir, recordarlo, todo, querido amigo, y ver que todo se esfuma, y que sólo podemos vivir con el recuerdo de un ayer que jamás verás igual: Muchas cosas que mencionas en tu carta-escrito, yo las viví más atras. Yo muchas veces tengo una nostalgia que embarga mi cerebro y corzón, sufro porque se van los años, la juventud no regresa más, "Juventud, Divino Tesoro". Quiente quiere... Eleuterio León Medina.

Testimonio de El Eterno Palaceño, Eleuterio León Medina, aparece en la entrada correspondiente a la semana del 29 de Noviembr6 al 6 de Diciembre, 2009.


Luis R. Fúster Crespo

En las distintas épocas en la vida de un pueblo, siempre han existido personajes, que de una forma u otra, han disfrutado de los lauros de la popularidad entre la población. Viajando esta distinción de reconocimiento popular por años a través del tiempo. La popularidad se viste de muchas formas y se llega a ella por diferentes caminos. Hay quienes se hacen populares en actuaciones y posiciones nada beneficiosas y agradables para la sociedad.

Para gozar de popularidad, además del gracejo personal, el individuo ha de manifestarse y proyectarse en funciones dentro de la comunidad que sean del dominio de una inmensa mayoría de pobladores. Los deportistas, músicos, políticos y artistas al desarrollar sus funciones en presencia de grandes cantidades de público y ser sus nombres menciondas, en algunos casos, en los medios de información masiva, adquieren poplaridad.

También en las poblaciones pequeñas disfrutan de popularidad local, aquellos que sus funciones están dirigidas o vinculadas directamente a una considerable parte de los moradores del pueblo. Tal es el caso de los comerciantes, personal de salud, educadores, sacerdotes y pastores religiosos, funcionarios públicos, trabajadores de servicios, policías, mlitares, etc. Además, también forman parte del elenco de los populares los protagonistas de un acto de heroísmo y los personajes pintorescos, a veces llamados por más de un escritor "personajes populares".

El Señor Luis Raimundo Fúster Crespo durante muchos años atrajo hacia su persona esta distinción de su pueblo, la que era acompañada de sinceras muestras de agradecimiento y reconocimiento a su humana función como enfermero. Miembro de una familia de origen hispano-cubana, su padre era español. Nació en Los Palacios, al igual que el resto de sus nueve hermanos, todos varones: los Fúster-Crespo.

Desde tempana edad se inclinó, al igual que su hermano Augusto, por adquirir conocimientos en el trabajo de farmacia y su giro. En la ciudad de Pianr del Río se empleó en una de las farmacias más importantes de la capital vueltabajera, propiedad del señor Antonio Legorburu y en ese establecimiento tuvo sus primeros contactos con el mundo de los fármacos, la jiringuilla hipodérmica, la cura de heridas, el suministro de sueros en venas y otras funciones más propias de ese campo.

Formado en su profesión y adquirida la experiencia necesitada, regresó a su pueblo de origen a ejercer sus conocimientos. En Los Palacios le sirvió de enfermero ayudante a varios médicos, pero dentro de ellos cabe destacar a los Doctores Pedro Morales Escobar y Lucilo Díaz Fernández. Aún se encuentra en la imaginación de muchos palaceños, que muy a menudo hacen mención a su nombre y sus servicios prestados. Se le recuerda tal como era, bastante bajo en estatura, sus gafas ahumadas, su sombrero de estilo Carlos Gardel, su bata blanca, limpia y pulcra como el resto de la vestimenta y siempre exhalando un exquisito perfume.

Al encontrarse con él, en cualquier lugar del pueblo y en cualquier momento del día o la noche, de sus labios brotaban como preludio a un saludo un pequeño silbido y después un armonioso "barbarooo...". Su pueblo lo quería, le agradecía y le consideraba. No había en el pueblo una boda, un cumpleaños o cualquier otro convite, que no se encontrase presente entre los comensales invitados. Se inició en la Logia "Montecristi", el día 2 del mes de Julio del año 1947 y con fecha del día 12 del mes de Noviembre del año 1947, la logia le otorga el Sublime Grado de Maestro Masón. Considerado uno de los masones con mejor asistencia en la vida de "Montecristi". Era el primero en llegar a las sesiones de la logia. Fue nombrado Maestro Masón de Honor.

El día 30 de Diciembre del año 1986 es intervenido quirurgicamente en el Hospital de San Cristóbal de una enorme hernia que desde años padecía. Después fue ingresado en el Hospital Clínico Quirúrgico de La Habana. La logia contrató los servicios de una persona que se dedicaba a cuidar enfermos y le pagaba por la atención de Luis. Se le enviaban alimentos diariamente. Al conocerse que su mal renal no tenía solución, ser viudo, no tener hijos y negarse a ser ingresado en el Asilo Masónico, se trajo para Los Palacios. Los hermanos masones limpiaron, pintaron y acondionaron su vivienda. Dos personas fueron contratados para su atención: una para la limpieza del hogar, lavado de ropa personal y de cama, asistencia en el baño y suministro de alimentos. La otra tenía a su cargo la elaboración de los alimentos requeridos y su hogar se convirtió en centro de acopio para que los hermanos masones llevaran los distintos comestibles.

Su corazón dejo de latir para siempre en la mañana del día 30 del mes de Octubre del año 1987, a la edad de 80 años. Su cadáver fue trasladado para la Logia "Montecristi" y allí, junto a su pueblo, fue velado y se le hicieron los ceremoniales fúnebres. Su velorio y entierro fue un desprendimiento de reconocimiento popular que vertió su querido pueblo para un hijo amado, que tantos beneficios le prodigó al mismo.

Francisco Solano (Fisco)

(Fragmentos tomados del Libro Jesús Nazareno de los Palacios, 250 Años de Historia por el P. Joaquín Gaiga).

Muchos en Los Palacios recuerdan a Francisco Solano, apodado "Fisco", como un valioso albañil y maestro de albañilería protagonista de muchas de las construcciones más significativas del pueblo. Su hija, Ester solano, nacida el día 25 del mes de Diciembre del año 1922, lo reuerda con gran cariño y con ella y su vecino Rosario Solano, que trabajó con Fisco mucho tiempo, y que nació el día 7 de Octubre del año 1919.

Es sobre todo Ester quien se entusiasma y se conmueve, con una admiración que también los presentes comparten, y habla de su padre: "Mi papá nació el día 4 de Octubre del año 1886 y murió en el año 1966 a los 80 años de edad. Era muchachito cuando la Guerra de Independencia y, sin embargo, me contaba que, a caballo, iba a llevarle el almuerzo a los insurrectos escondidos en la campiña alrededor del pueblo".

"Papá me contaba que aún muy joven trabajó en la construcción de la Iglesia de Jesús Nazareno, sobre las ruinas de aquella destruída durante la Guerra de Independencia. Dirigía la obra como maestro albañil cierto "Lolo" Arrebato. Cuando mi padre fue llamado al servicio militar, también allí se dieron cuenta de su pasión y habilidad en este sector y su coronel le encargó de la ejecución de algunas obras en los Cuarteles de Columbia y salió del servicio militar con el título de Maestro de Albiñilería. Pronto se dedicó a este trabajo en nuestro pueblo transformándose en maestro de los mismos que le habían iniciado a la albañilería, y guía en la realización de muchas de las principales estructuras de nuestro municipio en el arco de tiempo que va del comienzo del Siglo XX hasta los años 60's".

"Evidentemente no puedo recordar todo lo que hizo, ni establecer un preciso orden cronológico; pero para empezar: trabajaó en la construcción del Puente sobre el Río Los Palacios. Dirigió la construcción de la Ferretería de Emilio Gómez. El ingeniero que le entregó el plan de construcción de la misma se llemaba Bernardo de la Rionda Semerioff. Dirigió la construcción de lo que es hoy la Casa de la Cultura (antigua Farmacia de Menéndez), de la Ferretería "La Revoltosa", (hoy CAI Arrocero), de la Iglesia Bautista, del Círculo Social. Construyó los 6 Colegios y una de las más antiguas escuelas del pueblo, el Palacio del Ayuntamiento,l a casa de los Troncoso (hoy Museo Municipal), la Casa de los Dorta (hoy Escuela Primaria), la casa, el cine y la Cuartería de los Fernández, la del Prado, el edificio del Club Hispano Cubano, (hoy Biblioteca Pública)".

"Suyas y de su equipo de albañiles son también algunas construcciones a lo largo de la Carretera Central, como por ejemplo, las más antiguas casas de Inclán, las casas de Arango, entre el Entronque de Los Palacios y Perico García, en el sitio llamado Puerto Azul. Todos los años dirigía las reparaciones a los hornos del Central La Francia. Dirigió la construcción de infinidad de barandas y de columnas de varios estilos, de los portales de las casas más bonitas del pueblo. Muchos lo buscaban y tenían confianza en él y sus equipos de albañiles, los que en ciertas ocasiones podían alcanzar un número de 50 o 60. Él era muy eficiente, sabía programar bien y ejecutar el trabajo, era exigente consigo mismo y los obreros y puntual en la entrega de la obra cumplida. Le fue de gran apoyo su hermano Secundino Solano".

"De la escuela se formaron también algunos de los mejores albañiles de Los Palacios. Es posible encontrar en alguno de los edificios por él realizados, la inscripción que solía imprimir sobre cemento fresco: "lo hizo Fisco Solano. Cuando después se enfermó, se vio recompensado por su generosidad porque sus albañiles y mucha gente a los cuales de alguna manera había ayudado, venían a visitarlo".

Ester se conmueve después de recordar el día de su sepelio en la tierra, como él siempre había deseado. Y eso a pesar que también en nuestro Campo Santo había trabajado mucho en la construcción de varias bóvedas entre la más artísticas, como el Panteón de los Masones, la bóveda de la Familia Inclán y Selga, etc.

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